6. Antes del islam: una perspectiva histórica

Antes de la llegada del islam, las tierras del norte de África ya contaban con una rica historia de siglos en la que no solo los mauros y gétulos habían poblado y modificado el territorio. Muchas son las culturas que dejaron su huella en lugares como Lixus o Volubilis en el caso del Marruecos actual, a lo que se puede sumar el rico patrimonio preislámico existente en Argelia, Túnez o Libia. Desde los primitivos emplazamientos fenicio-púnicos, ya en el primer milenio antes de la era cristiana, puede rastrearse una importante transformación del espacio. Muchas de estas fundaciones obedecieron a dinámicas puramente económicas que acabarían provocando profundas hibridaciones con elementos locales. Ello generó hábitats agrupados cada vez más significativos que terminarían por convertirse en florecientes urbes, fenómeno especialmente constatable bajo la administración romana del norte de África. Espacios de interconexión, como el llamado “Círculo del Estrecho” favorecieron, además, la especialización de determinadas regiones o emplazamientos que se centraron en la elaboración de productos. Fue el caso de la costera ciudad de Lixus y el tan preciado garum (una salsa de pescado considerada deliciosa para los antiguos paladares). La bonanza económica, unida a la maquinaria de transformación romana sembró el futuro Mágreb de templos, anfiteatros, termas, etc., y más tarde, también iglesias. Tanto Roma, como posteriormente el cristianismo —y otros credos, como el judaísmo— provocaron una importante metamorfosis en la topografía de las ciudades y dejaron un importante poso aún perceptible en los restos arqueológicos y la cultura material de la zona. Fenicios, cartagineses, romanos, vándalos y bizantinos (desde el primer milenio a. C. hasta el siglo VII d.C.) produjeron junto a las comunidades locales nativas un mundo híbrido lleno de espacios interculturales y religiosos que serían integrados, en mayor o menor medida, con el avance arabo-bereber del siglo VII, germen del Mágreb medieval.


Esther Sánchez Medina

Universidad Autónoma de Madrid