15. Rutas hacia el norte: al-Ándalus y el Mediterráneo

Al igual que en la Antigüedad, el Mágreb medieval estaba profundamente orientado hacia el Mediterráneo. Como para el resto del mundo islámico, el Mediterráneo era un lugar de competencia con los cristianos, pero también de tránsito e intercambios. En particular, conectaba la región con la península ibérica (al-Ándalus).

En el estrecho de Gibraltar, las relaciones fueron fluidas e intensas: según los escritores medievales, se tardaba un tercio de día en cruzar, por lo que allí se canalizó el tráfico a gran escala y se convirtió en una zona de asentamientos mixtos, ya que muchos bereberes se habían instalado en los distritos de Algeciras y Tarifa.

Más allá del Estrecho, estas relaciones se apoyaban en la presencia de muchos bereberes en la península ibérica. Estos se habían instalado allí, siglo tras siglo: en la época de la conquista, en tiempos del califato de Córdoba (siglo X), durante los reinos de taifas (siglo XI) y luego bajo los Almorávides y los Almohades. Muchos de ellos conservaron vínculos con sus lugares de origen. También se fundaron ciudades  en el Mágreb por los andalusíes, con el acuerdo tácito, o incluso la participación activa, de los habitantes bereberes, como en Orán, que fue creada en 902.

A partir de la conquista islámica del siglo VIII el Mágreb ha ido construyendo y alimentando una relación estrecha con la otra orilla y sus habitantes. Después de que Granada pasara a manos de los Reyes Católicos, fue al Mágreb, que se había convertido en un espacio familiar, donde el emir derrotado Muhammad XII, Boabdil, eligió marcharse.


Aurélien Montel

Universidad Toulousse-Jean Jaurès